Después de una semanita bastante light, con un día festivo de por medio, por fin es viernes. Con el fin de semana a la vuelta de la esquina, hoy os traemos un pequeño resumen de nuestra escapada, de la que casi ya no nos acordamos, a la Costa Brava. Para los catalanes, sobre todo los barceloneses, la Costa Brava es la zona de veraneo por excelencia, aunque para el resto de España, a menudo, resulta un tanto desconocida.
A menos de una hora de Barcelona, la costa gerundense nos ofrece un sin fin de posibilidades para disfrutar como nunca de unos días de desconexión. Existen multitud de pueblecitos con encanto que vale la pena visitar: las ruinas medievales de Pals y Peratallada, el encanto y la tranquilidad de Cadaqués o el museo-casa, propiedad en su día del pintor Salvador Dalí en la localidad de Púbol.
En verano sus playas, y sobre todo, sus impresionantes calas escondidas en las que contrasta el azul del mar con el verde de los pinos que abarrotan sus senderos, son los parajes más buscados por turistas y locales. Para los más atrevidos el buceo es uno de los principales atractivos de la Costa, sobre todo, la inmersión en el parque natural de las Illes Medes, en Torroella de Montgrrí-l'Estartit, un enclave único para los amantes del submarinismo.
Al margen de las infinitas posibilidades que nos ofrece la región, nosotras apostamos por un fin de semana de descanso con intensivo de sol y playa. Nos alojamos en un magnífico hotel, el Double Tree Empordá (c/Torroella a Palafrugell s/n, Gualta; Telf: 972 78 20 30) situado en medio de un espectacular campo de golf.
El lugar es inmejorable y se respira una tranquilidad pasmosa. Estas son las vistas al campo de golf que teníamos desde nuestra habitación. Uno de los detalles que más nos gustó es la galleta, tipo cookie que dan a todos los huéspedes a su llegada al hotel.
La misma noche que llegamos cenamos en la terraza del hotel con vistas al campo de golf.
Una de las mejores momentos en el hotel eran los desayunos en la terraza, desde la que observábamos al resto de clientes jugar al golf. El desayuno era nuestra comida fuerte del día: fruta, yogur, zumo, cereales, tostadas... una combinación perfecta para coger fuerzas para el día.
¿El resto del día? Playa, playa y más playa. La oferta de playas es muy amplia: Sa Riera, Sa Tuna, Aiguafreda y la playa del Castell son algunas de las más conocidas.
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